El ciclo de vida de un proyecto es el conjunto de fases por las que un proyecto atraviesa desde su inicio hasta su cierre. Cada fase, a su vez, consiste en un conjunto de actividades que se llevan a cabo para alcanzar un objetivo parcial o generar un resultado intermedio que conduzca al producto final.

A la hora de gestionar un proyecto, los equipos han de conocer los ciclos de vida existentes para seleccionar aquel que mejor se adapte  a las características del proyecto y a las necesidades de la organización.

Analicemos a continuación los ciclos de vida predictivo, iterativo, incremental, ágil e híbrido.

Ciclos de vida predictivo

Un ciclo de vida predictivo es aquel en el que el equipo requiere disponer desde el inicio de un plan de proyecto detallado para saber qué entregar y cómo. Este plan resulta habitualmente en un conjunto de actividades que se han de ejecutar de manera secuencial.

Sin embargo, para que este plan tenga sentido, es necesario que los requisitos se mantengan estables en el tiempo, lo que justifica que se intenten minimizar los cambios.

Un proyecto predictivo no entrega valor de negocio hasta la finalización del proyecto.

Ciclo de vida iterativo

Un ciclo de vida iterativo se centra en mejorar un producto mediante el desarrollo de sucesivos prototipos. La realización de cada prototipo permite obtener feedback tanto de los interesados como del propio equipo, información que puede ser considerada en la siguiente iteración, dónde se vuelven a repetir una o más actividades del proyecto.

Un proyecto se beneficia de hacer uso de un ciclo de vida iterativo cuando la complejidad es alta,  los cambios son frecuentes y existe la necesidad de acomodar visiones diferentes de los interesados.

Los ciclos de vida iterativos se enfocan más en optimizar el aprendizaje que en la velocidad de entrega del resultado final.

Ciclo de vida incremental

El concepto time-to-market se ha convertido hoy en día en un factor crítico para el éxito de muchas empresas, por lo que ser capaces de introducir un producto en el mercado con un mínimo de funcionalidades (Mínimo Producto Viable) resulta en estos casos clave para el negocio.

Un ciclo de vida incremental se basa en la entrega frecuente de pequeños entregables sin necesidad de disponer del producto final terminado.

El objetivo es entregar valor a los sponsors o clientes en periodos cortos.

Ciclo de vida ágil

Un ciclo de vida ágil es un ciclo de vida iterativo e incremental que facilita la adaptación al cambio y hace posible la entrega temprana de valor.

La entrega incremental en los proyectos ágiles se puede lograr de dos formas:

• Desarrollo incremental continuo: el equipo desarrolla nuevas características en base a su capacidad para poder abordar nuevo trabajo, y no en base al trabajo planificado en un ciclo de trabajo de duración fija.
  El equipo define el flujo de trabajo con columnas sobre un tablero de tareas y gestiona el WIP (work in progress) sobre cada columna.
• Desarrollo iterativo: el equipo trabaja en iteraciones de duración fija para entregar el trabajo que se haya consensuado al inicio de la iteración o sprint.

Los ciclos de vida ágiles safisfacen los principios recogidos en el Manifiesto Ágil.

Ciclo de vida híbrido

No es necesario utilizar un único enfoque para gestionar el ciclo de vida de un proyecto. Los proyectos, cada vez con mayor frecuencia, combinan elementos de ciclos de vida diferentes  para alcanzar su objetivos.

Una combinación de enfoques predictivos, iterativos, incrementales y ágiles es lo que se denomina un enfoque híbrido.

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